Nintendo parió y bombardeo el mercado con el Cerebro de la Bestia, aka Super Nes, en 1990 con la intención de coprotagonizar la cantinela que echó a perder (o al menos a embobar) nuestras vidas. Pero al otro lado del cuadrilátero estaba SEGA, con su Genesis (MegaDrive en Europa, Japón y América del Sur) asentada desde el 88 para plantar cara.
Y fue entonces cuando empezaron a intercambiarse crochets y uppercuts a modo de lanzamientos.
Que Sega lanzaba OutRun en 1991?? Nintendo sacaba el TopGear el año de la Expo de Sevilla; Que Genesis concebía Phantasy Star 2 en el 89?? (el primero era de su hermana pequeña: Master System), Nintendo forjaba el Final Fantasy en el 90; Que Nintendo contaba con el Street Fighter II: The World Warrior en el 92?? Megadrive se sacó de la manga un Eternal Champions maravilloso.
Y por supuesto... Que el Cerebro de la Bestia tenía su Final Fight en el 90???
Pues pronto las Calles se teñirían de Rabia.
Título: Streets of Rage 2 / Bare Knuckle 2
Plataforma: Sega Megadrive (Genesis)
Año: 1992
Distribución: Sega
Desarrollo: Sega AM7 / Ancient
********************************************************************
Cuando una compañía tocaba el cielo tras haber cosechado un gran éxito debía andarse con cuidado a la hora de promover posibles secuelas. Al fin y al cabo, el nombre de una saga es a menudo un factor decisivo a la hora de vender un juego, más incluso que la calidad del propio producto.
Mucha gente cree que es una salida fácil, pero yo personalmente creo que es la decisión más ardua a la que una empresa se puede enfrentar. Un juego que lleva un nombre familiar debe ser, al menos, tan bueno como el original y aún así seguirá siempre estando en el ojo del huracán: “No innova nada respecto a la fórmula primigenia”.
Así que cuando Sega decidió sacar una secuela de Streets of Rage (1991), uno de sus más grandes éxitos, la empresa tuvo que andarse con pies de plomo para ofrecer una experiencia que inhibiera cualquier conato de motín entre los fans.
Y lo logró, la secuela fue un éxito indiscutible, que acabó demostrando que, efectivamente, hubo un momento en el que Sega tenía en mente algo más que la incesante prostitución de Sonic.
Imagina todo lo bueno que tenía el original, ahora elévalo al cuadrado y tendrás SoR 2. Todo lo bueno que conllevaba la primera parte fue pixelado de nuevo, pero más y mejor: Había más personajes, y eran más grandes en pantalla, las fases eran más largas y aportaban mayor duración, había más enemigos, más movimientos, más música del maestro Koshiro y una Blaze el doble de macizorra.
Era imperativo, para cualquier persona que contara con una MegaDrive tener este juego en su colección, de lo contrario: Patíbulo.
Sin lugar a dudas Sega alcanzó la perfección de los Beat 'em Up con Streets of Rage 2, olvidaros del Final Fight, del Double Dragon, del Golden Axe y del Mighty Morphin Power Rangers. ¬¬
SoR 2 era la Joya de la corona.
La trama.Esta comenzaba donde el juego anterior la dejó: Adam, Axel y Blaze habían acabado con el reinado de terror de Mr. X (o no) y habían vuelto a una vida normal privada de entusiasmo. Axel trató una vez más de pasarse el Street Smart con un solo crédito, Blaze regreso a sus clases de Lambada (era su hobby según la ficha del juego), y Adam trató de rehacer su vida como nuevo personaje del Mugen.
Y entre tanto, el mal volvió a escurrirse por entre las calles de la rabía. Mr. X y su sindicato del crimen regresaron con intención de volver a pelarse los nudillos. Asentaron su base en una isla (mudaron a ella la famosa fabrica de munición) y decidieron secuestrar a Adam, craso error.
La respuesta no tardó en llegar, los dos protagonistas restantes alistaron en su tropel a Max Thunder, un luchador de wrestler, amigo de Axel, que haría palidecer al mismísimo Zangief; y a Eddie Hunter, alias Skate (Sammy en la versión nipona), que era el hermano imberbe de Adam, un Latin King en ciernes que encarnaba, sobre patines, a uno de los personajes más innecesarios en la historia de los videojuegos.
Y este elenco de cuatro, con sus defectos y sus virtudes, era la gran diferencia respecto al original. A parte de que fueron modelados, y extraordinariamente animados y atiborrados de detalles, por Ayano Koshiro, la hermana de Yuzo, el soberbio compositor de la OST del juego. Todos formaban una sinfonía de sprites en movimiento.
Los Personajes.Seamos francos, el primer Streets of Rage era un clásico, pero sus tres personajes eran prácticamente calcados. Adam era el más fuerte, Blaze la más ágil y Axel el término medio entre los dos, pero sus listas de movimientos eran casi iguales y la experiencia de jugar se minimizaba a la secuencia: puño, puño, puño, rodillazo, rodillado, salto sobre el enemigo y suplex.
En Streets of Rage 2 se entreveía cierta influencia del Street fighter 2, ya que cada uno de los cuatro personajes contaba con su propia lista de movimientos. A parte, se suprimía la invocación de los coches patrulla con su lanzamisiles a bordo a modo de magia que tanto nos flipaba en el primer episodio para dejar paso a un dueto de golpes especiales por personaje que te sacaban de más de un apuro.
Blaze hacía las veces de Cody en el Final Fight (exceptuando que era una hermosa morena en detrimento de un bracero rubio) y lucía fenomenal como personaje equilibrado del grupo, tenía buena velocidad y buen ataque junto con una lista de hits que la volvían efectiva conforme a todos sus atributos, sin centrarse en ninguno en concreto.
Axel era un manitas en todo y a la vez un experto en nada. Golpeaba fuerte aunque no tanto como Max, sus ataques de varios golpes eran como los de Skate y era veloz, aunque no tanto como Blaze. Un sucedáneo chulesco y noventero del puto Mokujin (Tekken).
Skate era el prototipo ágil de penosa resistencia, era útil para agarrar a los enemigos, lanzarlos contra los cubos de basura y alejarse lo más rápidamente posible. Si los malos le rodeaban... Era su final, lo cual resultaba una gran oportunidad para cambiar de personaje, porque Skate era tan útil como una hemorroide.
Max era mi preferido. Era demasiado fuerte y lento, se movía con la velocidad de un personaje Marvel en un dibujo de los años 60. Todo sus golpes arrastraban grandes repercusiones, era una autentica arma de destrucción masiva. Los programadores habían creado involuntariamente a uno de los personajes de videojuegos más poderosos de todos los tiempos.
A pesar de ser tan ágil como un gato de escayola, Max era un monstruo abisal con una fortaleza totalmente desnivelada capaz de matar a los jefes finales de 3 porrazos (la sillita eléctrica era simplemente mortífera). Resultaba tan poderoso y desequilibraba tanto el juego que los productores decidieron debilitar dramáticamente al “hombre fuerte” de Streets of Rage 3 (Dr. Zan), posiblemente por temor a engendrar un segundo hijo ilegítimo de la unión entre Juggernaut y la Mujer-Hulk.
Total, que si estabas acostumbrado a jugar con Haggar en el Final Fight, podías, sin necesidad de reformular tu estilo, cambiar a Guy y adaptarte a causar menos daño y a tener un plus de agilidad tranquilamente.
En Streets of Rage, sin embargo, si estabas acostumbrado a jugar con Blaze y decidías cambiarla por Max tenías que volver a aprenderte el ABC, porque eran el día y la noche.
Momentazos. Los había, y muchos, a lo largo de las 8 fases que componían el juego, y es que el camino hasta Mr. X era mucho más inquietante y movidito que el camino a Mordor.
Inolvidable era el combate contra Barbon en mitad de la lluvia en el patio trasero de un bar donde la única caipirinha que servían era la de ostias; los combates contra Jet (hasta 4 veces te enfrentabas a este sucedáneo de Rocketeer) que era uno de los jefes más desquiciantes habidos y por haber; los punks salubres de la tercera fase que dilapidaban su dinero, no en dosis sino en las recreativas del Bare Knuckle!!
El estadio de Béisbol y su orondo catcher: Big Ben; los combates contra el gran Abadede (que se quiten los Andores) y Zamza, la versión alienígena de Blanka (Street Fighter 2); los mareos en barco y el amanecer playero (todo el juego transcurría desde que empezaba la más oscura noche hasta que rayaba el alba) , la jodidísima fábrica de munición que ya apareciera en el primer juego y donde no cabían más enemigos por metro cuadrado (acojonantes las ralentizaciones en el Hard Mode); y como no... Esa última fase, ascensor mediante, donde te volvías a enfrentar a la par que ascendías, a todos los jefes finales del juego.
Arriba, te esperaba Mr. X, con su Thompson M1 y ganarle era puro tramite, demasiado fácil sobretodo si controlabas a Max... Pero al que si hay que hacer especial mención es a la mano derecha del capo di tutti capi: Shiva. Era increíble la velocidad con la que te hacía bajar tus continues, ya sabías y temías, mientras subías por el ascensor, que tenías que llegar a él cargadito de vidas y de fe porque aquello se iba a convertir en un auténtico recital de “Final Crash” por segundo, y todos en tu cara.
Shiva cumpliría muchos de nuestros sueños en el tercer episodio de la saga en el que, truco mediante, podía acabar siendo personaje seleccionable, y vaya si era el auténtico killer del mamporro.
Demasiada calidad sólo para ser leído, para muestra unos botones:
Anuncio TV Americano SoR 2
Intro
Fase 1
Fase 2
Fase 4
Fase Final
Y una rareza, Koshiro feat Tupac: Tupac (The Streets Of Rage remix)
O este temazo: Fabolous - Breathe (Streets of Rage Remix)
La Musica.No había más remedio que aplaudir si a la increíble jugabilidad y a todos esos momentos les aderezábamos con una de las más grandes OST jamás creadas para un videojuego, obra del prestigioso compositor Yuzo Koshiro. El mismo que no se cansó de repetir años después que la banda sonora del SoR 2 fue lo mejor que había creado durante toda su carrera, y eso que en su haber se encuentran las OST’s de Sonic, Y’s, Actraiser, Story of Thor (también desarrollado por Ancient y que tendrá su ineludible mención en este blog), Super Smash Bros Brawl y Shenmue (telita).
Los efectos de sonido eran más y mejores en esta entrega, estaban muy cuidados y parecían sacados de cualquier película de serie B de Van Damme. (la patada de Shiva, no obstante, emulaba el sonido de un taco al golpear una bola de billar). Y las voces digitalizadas, también muchas y variadas, tenían la ronquera característica de los juegos de aquella época, aunque en mi humilde opinión, esto no era un problema sino parte del encanto de los juegos de MegaDrive.
La conclusión.Streets of Rage 2 es atemporal, ha resistido perfectamente al paso del tiempo y no ha perdido su esencia con la erosión de los lustros pues divierte y enamora, antes y ahora, más que muchos de los juegos actuales (yo mismo recurro a él, vía emulador - lo tengo descargado incluso en la Ds – en infinidad de ocasiones para recordar lo que hacía verdaderamente grande a un juego) con la certeza de que sigue siendo uno de los mejores Side-Scrollers jamás creados.
Aditivo, rejugable, y eternamente divertido, sobre todo a dobles... Cuantas veces hemos acabado casi a palos con el colega de turno porque su personaje había pegado al tuyo de refilón en mitad de una trifulca y te pasabas el resto de la fase comiendote tu pollo regenerador y el suyo?? En plan... "Ahora te jodes".
...Increíble, de verdad...
Los Beat 'em up modernos, y sus tataranietos Hack & Slash siempre seguirán teniendo este espejo en el que mirarse.
Mucha gente cree que es una salida fácil, pero yo personalmente creo que es la decisión más ardua a la que una empresa se puede enfrentar. Un juego que lleva un nombre familiar debe ser, al menos, tan bueno como el original y aún así seguirá siempre estando en el ojo del huracán: “No innova nada respecto a la fórmula primigenia”.
Así que cuando Sega decidió sacar una secuela de Streets of Rage (1991), uno de sus más grandes éxitos, la empresa tuvo que andarse con pies de plomo para ofrecer una experiencia que inhibiera cualquier conato de motín entre los fans.
Y lo logró, la secuela fue un éxito indiscutible, que acabó demostrando que, efectivamente, hubo un momento en el que Sega tenía en mente algo más que la incesante prostitución de Sonic.
Imagina todo lo bueno que tenía el original, ahora elévalo al cuadrado y tendrás SoR 2. Todo lo bueno que conllevaba la primera parte fue pixelado de nuevo, pero más y mejor: Había más personajes, y eran más grandes en pantalla, las fases eran más largas y aportaban mayor duración, había más enemigos, más movimientos, más música del maestro Koshiro y una Blaze el doble de macizorra.
Era imperativo, para cualquier persona que contara con una MegaDrive tener este juego en su colección, de lo contrario: Patíbulo.
Sin lugar a dudas Sega alcanzó la perfección de los Beat 'em Up con Streets of Rage 2, olvidaros del Final Fight, del Double Dragon, del Golden Axe y del Mighty Morphin Power Rangers. ¬¬
SoR 2 era la Joya de la corona.
La trama.Esta comenzaba donde el juego anterior la dejó: Adam, Axel y Blaze habían acabado con el reinado de terror de Mr. X (o no) y habían vuelto a una vida normal privada de entusiasmo. Axel trató una vez más de pasarse el Street Smart con un solo crédito, Blaze regreso a sus clases de Lambada (era su hobby según la ficha del juego), y Adam trató de rehacer su vida como nuevo personaje del Mugen.
Y entre tanto, el mal volvió a escurrirse por entre las calles de la rabía. Mr. X y su sindicato del crimen regresaron con intención de volver a pelarse los nudillos. Asentaron su base en una isla (mudaron a ella la famosa fabrica de munición) y decidieron secuestrar a Adam, craso error.
La respuesta no tardó en llegar, los dos protagonistas restantes alistaron en su tropel a Max Thunder, un luchador de wrestler, amigo de Axel, que haría palidecer al mismísimo Zangief; y a Eddie Hunter, alias Skate (Sammy en la versión nipona), que era el hermano imberbe de Adam, un Latin King en ciernes que encarnaba, sobre patines, a uno de los personajes más innecesarios en la historia de los videojuegos.
Y este elenco de cuatro, con sus defectos y sus virtudes, era la gran diferencia respecto al original. A parte de que fueron modelados, y extraordinariamente animados y atiborrados de detalles, por Ayano Koshiro, la hermana de Yuzo, el soberbio compositor de la OST del juego. Todos formaban una sinfonía de sprites en movimiento.
Los Personajes.Seamos francos, el primer Streets of Rage era un clásico, pero sus tres personajes eran prácticamente calcados. Adam era el más fuerte, Blaze la más ágil y Axel el término medio entre los dos, pero sus listas de movimientos eran casi iguales y la experiencia de jugar se minimizaba a la secuencia: puño, puño, puño, rodillazo, rodillado, salto sobre el enemigo y suplex.
En Streets of Rage 2 se entreveía cierta influencia del Street fighter 2, ya que cada uno de los cuatro personajes contaba con su propia lista de movimientos. A parte, se suprimía la invocación de los coches patrulla con su lanzamisiles a bordo a modo de magia que tanto nos flipaba en el primer episodio para dejar paso a un dueto de golpes especiales por personaje que te sacaban de más de un apuro.
Blaze hacía las veces de Cody en el Final Fight (exceptuando que era una hermosa morena en detrimento de un bracero rubio) y lucía fenomenal como personaje equilibrado del grupo, tenía buena velocidad y buen ataque junto con una lista de hits que la volvían efectiva conforme a todos sus atributos, sin centrarse en ninguno en concreto.
Axel era un manitas en todo y a la vez un experto en nada. Golpeaba fuerte aunque no tanto como Max, sus ataques de varios golpes eran como los de Skate y era veloz, aunque no tanto como Blaze. Un sucedáneo chulesco y noventero del puto Mokujin (Tekken).
Skate era el prototipo ágil de penosa resistencia, era útil para agarrar a los enemigos, lanzarlos contra los cubos de basura y alejarse lo más rápidamente posible. Si los malos le rodeaban... Era su final, lo cual resultaba una gran oportunidad para cambiar de personaje, porque Skate era tan útil como una hemorroide.
Max era mi preferido. Era demasiado fuerte y lento, se movía con la velocidad de un personaje Marvel en un dibujo de los años 60. Todo sus golpes arrastraban grandes repercusiones, era una autentica arma de destrucción masiva. Los programadores habían creado involuntariamente a uno de los personajes de videojuegos más poderosos de todos los tiempos.
A pesar de ser tan ágil como un gato de escayola, Max era un monstruo abisal con una fortaleza totalmente desnivelada capaz de matar a los jefes finales de 3 porrazos (la sillita eléctrica era simplemente mortífera). Resultaba tan poderoso y desequilibraba tanto el juego que los productores decidieron debilitar dramáticamente al “hombre fuerte” de Streets of Rage 3 (Dr. Zan), posiblemente por temor a engendrar un segundo hijo ilegítimo de la unión entre Juggernaut y la Mujer-Hulk.
Total, que si estabas acostumbrado a jugar con Haggar en el Final Fight, podías, sin necesidad de reformular tu estilo, cambiar a Guy y adaptarte a causar menos daño y a tener un plus de agilidad tranquilamente.
En Streets of Rage, sin embargo, si estabas acostumbrado a jugar con Blaze y decidías cambiarla por Max tenías que volver a aprenderte el ABC, porque eran el día y la noche.
Momentazos. Los había, y muchos, a lo largo de las 8 fases que componían el juego, y es que el camino hasta Mr. X era mucho más inquietante y movidito que el camino a Mordor.
Inolvidable era el combate contra Barbon en mitad de la lluvia en el patio trasero de un bar donde la única caipirinha que servían era la de ostias; los combates contra Jet (hasta 4 veces te enfrentabas a este sucedáneo de Rocketeer) que era uno de los jefes más desquiciantes habidos y por haber; los punks salubres de la tercera fase que dilapidaban su dinero, no en dosis sino en las recreativas del Bare Knuckle!!
El estadio de Béisbol y su orondo catcher: Big Ben; los combates contra el gran Abadede (que se quiten los Andores) y Zamza, la versión alienígena de Blanka (Street Fighter 2); los mareos en barco y el amanecer playero (todo el juego transcurría desde que empezaba la más oscura noche hasta que rayaba el alba) , la jodidísima fábrica de munición que ya apareciera en el primer juego y donde no cabían más enemigos por metro cuadrado (acojonantes las ralentizaciones en el Hard Mode); y como no... Esa última fase, ascensor mediante, donde te volvías a enfrentar a la par que ascendías, a todos los jefes finales del juego.
Arriba, te esperaba Mr. X, con su Thompson M1 y ganarle era puro tramite, demasiado fácil sobretodo si controlabas a Max... Pero al que si hay que hacer especial mención es a la mano derecha del capo di tutti capi: Shiva. Era increíble la velocidad con la que te hacía bajar tus continues, ya sabías y temías, mientras subías por el ascensor, que tenías que llegar a él cargadito de vidas y de fe porque aquello se iba a convertir en un auténtico recital de “Final Crash” por segundo, y todos en tu cara.
Shiva cumpliría muchos de nuestros sueños en el tercer episodio de la saga en el que, truco mediante, podía acabar siendo personaje seleccionable, y vaya si era el auténtico killer del mamporro.
Demasiada calidad sólo para ser leído, para muestra unos botones:
Anuncio TV Americano SoR 2
Intro
Fase 1
Fase 2
Fase 4
Fase Final
Y una rareza, Koshiro feat Tupac: Tupac (The Streets Of Rage remix)
O este temazo: Fabolous - Breathe (Streets of Rage Remix)
La Musica.No había más remedio que aplaudir si a la increíble jugabilidad y a todos esos momentos les aderezábamos con una de las más grandes OST jamás creadas para un videojuego, obra del prestigioso compositor Yuzo Koshiro. El mismo que no se cansó de repetir años después que la banda sonora del SoR 2 fue lo mejor que había creado durante toda su carrera, y eso que en su haber se encuentran las OST’s de Sonic, Y’s, Actraiser, Story of Thor (también desarrollado por Ancient y que tendrá su ineludible mención en este blog), Super Smash Bros Brawl y Shenmue (telita).
Los efectos de sonido eran más y mejores en esta entrega, estaban muy cuidados y parecían sacados de cualquier película de serie B de Van Damme. (la patada de Shiva, no obstante, emulaba el sonido de un taco al golpear una bola de billar). Y las voces digitalizadas, también muchas y variadas, tenían la ronquera característica de los juegos de aquella época, aunque en mi humilde opinión, esto no era un problema sino parte del encanto de los juegos de MegaDrive.
La conclusión.Streets of Rage 2 es atemporal, ha resistido perfectamente al paso del tiempo y no ha perdido su esencia con la erosión de los lustros pues divierte y enamora, antes y ahora, más que muchos de los juegos actuales (yo mismo recurro a él, vía emulador - lo tengo descargado incluso en la Ds – en infinidad de ocasiones para recordar lo que hacía verdaderamente grande a un juego) con la certeza de que sigue siendo uno de los mejores Side-Scrollers jamás creados.
Aditivo, rejugable, y eternamente divertido, sobre todo a dobles... Cuantas veces hemos acabado casi a palos con el colega de turno porque su personaje había pegado al tuyo de refilón en mitad de una trifulca y te pasabas el resto de la fase comiendote tu pollo regenerador y el suyo?? En plan... "Ahora te jodes".
...Increíble, de verdad...
Los Beat 'em up modernos, y sus tataranietos Hack & Slash siempre seguirán teniendo este espejo en el que mirarse.
8 comentarios:
Madre mía la de tardes que me he pasado yo jugando a este juego... Era la respuesta casera a gastarse la puta paga de los domingos en los recreativos... Donde estaba como bien dices ese Final Fight que no le llega a la suela.
El Juego era grande, pero no más grande que el propio Max, también mi favorito, recuerdo cuando, jugando a dobles, le decías al típico colega... “Deja deja, que voy yo a por él!!” y empezaban a llover ostias por todos lados.
Lástima que con el 3 perdiera punch, y que el 4 jamás llegará a cristalizarse.
Muy buena la entada, a ver con que nos sorprendes en la próxima, un abrazo!!!
Pues el 4º estuvo ahí ahí... Hicieron incluso un Demo en la que salía un sucedáneo de Axel repartiendo mamporros en una demo beta... e iba a salir para la puta Saturn. Luego pensaron que sería mejor lanzarlo en la DreamCast, y a última hora decidieron invertir mejor la pasta en el Shenmue. Total, que Shenmue fue un juegazo y que SoR 4 podría a ver sido un truñaco del copón, aunque nunca lo sabremos.
Pero vamos, si hemos visto para la Play 3 un remake del Golden Axe (horrendo, por cierto) bien pudieran revivir esta saga. Más de uno compraría el título a ciegas (Yo, quizá).
Me mola mazo este blog... Además has dado, por el momento con dos de mis favoritos.
Enhorabuena y a seguir así.
Saludos!!
Grazie!!!
Pedazo de juego, y pedazo de entrada, te las has currado caballero.
Un 10 pa' ambos!!
Un abrazo!!
Pd: Apuesto a que antes o despues algún estudio relanzará la Saga.
Grande análisis. Debo decir que en este juego partía mucho más la pana Axel que Max, a menos que hicieses el clásico "voy en vertical hacia abajo hacia el enemigo y mágicamente aparezco agarrándole por la espalda", pero hay que reconocer que era un gran personaje también. Es el juego que más veces me he pasado, llegaba al punto de ir en el descanso del cole y mientras mi vieja me hacía la comida, me lo pasaba. 40 minutos de media, ¡pero qué grandes 40 minutos!
En cuanto a fases mi favorita era el parque de atracciones, cuando te montabas en el barco pirata a pegar leñazos, con la pega de que el movimiento no se veía alterado por la gravedad. Me ha encantado la caipirinha de ostias, inolvidable el "C'mon!" de Barbon, junto con la canción de los bosses, que aun ameniza nuestros sueños.
Espero que sigas por estos derroteros, y trates de aplazar lo más posible los 700 millones de RPGs con los que seguro te ves tentado a inundarnos, o si vas a hacerlo, al menos tengas la deferencia de comenzar ciclo con Shining Force II. :D
Siempre fui de Nintendo (macho, no nos ponemos de acuerdo ni de coña... jajaja). Aunque pude probar poco los juegos de MD, no tiene mala pinta.
Sea como fuere... se agradece recordar esos momentos de infancia (de hecho me están dando ganas de sacar del armario la SNES, comprarme una "Pantera Rosa" y poner a SNOW de fondo con su "Informer"
http://www.youtube.com/watch?v=D39Lm_HRfOs
Salud!
Publicar un comentario